5 acciones para disfrutar el sabor del mar y hacer algo por el planeta

04 May 2021

Con más de 175.000 especies de peces, moluscos y plantas acuáticas, el mar es una inmensa fuente de alimento, pero ¿lo estamos cuidando? 'Una canica azul'. Así se le conoce a una de las más famosas fotografías tomadas al planeta desde el espacio, y aunque antes se habían realizado otras tomas, tal vez esta fue la primera vez que los humanos tuvimos plena conciencia de vivir en una pequeña esfera en medio del vasto espacio. La foto está cerca de cumplir 50 años, pero dos de sus mensajes parecen aún estar lejos de comprenderse: la Tierra y sus recursos no son infinitos y, además, somos un planeta de agua.

 

¿Y qué relación tiene esto con comer pescado? Bastante. Aunque el mar nos ha alimentado por siglos, hoy estamos extrayendo alimento de sus aguas de un modo insostenible. Esto significa que nuestro ritmo de pesca no permite a las especies alcanzar a reproducirse, y así se van acabando. Es lo que se conoce como sobreexplotación. Pero, también, pescamos mal. El uso de técnicas inadecuadas puede dañar irremediablemente los lechos marinos, hogar de los peces y otras especies. Y sólo por mencionar una de las formas en que contaminamos el hogar de las especies marinas que consumidos, arrojamos 13 millones de toneladas de plástico al mar.

 

Si estás pensando que la única solución es el pesimismo, estás equivocado. La riqueza de los océanos es tan increíble que podemos dar la vuelta a lo que está sucediendo y, por eso, hoy queremos darte 5 acciones específicas que puedes hacer a la hora de elegir peces, mariscos u otros alimentos marinos:

 

1. Pregunta de dónde viene.

No elijas en la plaza, supermercado o pescadería solo por su precio o sabor. Indaga con los encargados de dónde viene el producto y privilegia aquellos que hayan sido pescados más cerca. Esto no te garantiza que venga de una pesca sostenible, pero al menos sabrás que no estás contribuyendo al cambio climático con un pescado que se transportó desde el otro lado del planeta. Si acaso, deja ese sabroso antojo importado para una ocasión especial.

 

Para tener en cuenta: a pesar de la situación mundial de sobreexplotación de los recursos pesqueros, nuestro país tiene potencial para diseñar una explotación sostenible que beneficiaría a muchas personas. Comprar colombiano - privilegiando la pesca bien hecha - contribuye a que esto pase.

 

2. Elige a las comunidades pesqueras.

Si vives lejos del mar esto parece una tarea complicada. No es tan fácil como ir a la playa y comprarle a un pescador que venga de su faena. Bueno, incluso si vives en una ciudad costera, tampoco sería sencillo. Pero cada vez existen más iniciativas y emprendimientos que traen peces de comunidades tradicionalmente dedicadas a oficio. Sus prácticas pesqueras suelen degradar mucho menos que las utilizadas por las grandes industrias, pero, además, estas comunidades se capacitan cada vez más y aprenden cómo garantizar que su fuente de ingresos siga existiendo por mucho tiempo con prácticas sostenibles.

 

No olvides: Siempre será más amigable pescar con un anzuelo que con una red. Por eso, apoyar la pesca artesanal con tu compra puede ser una buena decisión.

 

3. Deja la vergüenza a un lado.

Cuando vayas a un restaurante pregunta directamente de dónde viene el producto marino que vas a consumir y si se apoya la pesca sostenible. Tal vez te pueden mirar con cara de bicho raro, pero empezar a hacer estas preguntas incómodas es un primer paso para que el cambio se materialice. Seguro a esa persona le quedará la inquietud y podrá tomar mejores decisiones. Y claro, siempre podrás elegir restaurantes que ya sepas son responsables con lo que compran.

 

Inspírate: 59,6 millones de personas en el mundo se dedican a la pesca de captura (sin contar con la acuicultura). Así que deja la pena a un lado y pregunta. Miles de familias y nuestro alimento futuro dependen de estos cambios.

 

4. Nunca, jamás.

 

Aunque es redundante, queremos enfatizar un mensaje: no consumas en ninguna ocasión especies que se encuentran en riesgo o amenaza de extinción como el pez loro, el pez espada, el marlín, el mero, las rayas o la carne o huevos de las tortugas marinas.

 

Cada acción importa: el 17% de la proteína animal consumida en el mundo es pescado y con más bocas para alimentar, de aquí a 2050, la cifra crecerá de aquí. De nosotros depende si esa fuente de alimento saludable estará disponible o no.

 

5. ¡No dejes que se dañe!

 

El pescado no es el alimento que más se desperdicia. Ese triste primer puesto se lo llevan las frutas y verduras, pero esto no significa que estemos tranquilos. En Colombia desperdiciamos 1.53 millones de toneladas de alimentos en los hogares, esto sin tener en cuenta lo que se pierde o desperdicia antes de que la comida llegue a nuestra casa. Entonces, debes estar muy atento con tus productos marinos: consumirlos de manera oportuna, congelarlos para alargar su vida útil y no servir porciones demasiado grandes que terminan en la caneca.

 

¡Ojo con el ojo vidrioso! Los signos de frescura de un pescado se pueden determinar mirando sus ojos: deben lucir brillantes. Si se observan de color mate, cóncavos, sanguinolentos y con las pupilas nubladas, no es un pescado fresco.

 

Así que ya sabes. Aunque los océanos están sometidos a una gran amenaza, en parte por nuestra forma de consumir, es justamente con esas decisiones a la hora de comprar que podemos empezar a lograr el cambio. Transformar nuestra relación con la ' canica azul' pasa necesariamente por lo que decidimos traer a nuestra mesa.

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